1. Elegir el atuendo ideal para cada tipo de evento: para empezar, es importante tener en cuenta el momento del día de la celebración para no pecar por exceso o por defecto. Por otro lado, no es lo mismo acudir a una boda de tarde, a una cena del trabajo o a tu propia graduación. Para una boda, el color blanco debe ser totalmente descartado (salvo pedido expreso de la novia). En cuanto a cuestiones laborales, los clásicos vestidos negros y sobrios son una forma simple de acertar sin esfuerzo, mientras que cuando se trata de un evento del que eres protagonista, puedes dar rienda suelta a tu propio estilo.
2. Considerar las características del lugar: antes de comenzar la búsqueda del vestido, es necesario sopesar las características del lugar donde se celebrará el evento. Esto servirá para descartar opciones. Por ejemplo, si se trata de una boda en la playa, podrías optar por un vestido de estilo bohemio, con tejidos livianos; si por el contrario el sitio elegido es un campo, las colas que se arrastran quedarán fuera de carrera y si se celebra en un territorio lluvioso, lo mejor es que elijas un atuendo que no toque el suelo.
3. Los tipos de tela: este punto va de la mano de los 2 primeros, ya que dependiendo del lugar deberás optar por tejidos más livianos o abrigados para estar más cómoda. Además, a la hora de elegir la textura y las características del tejido de tu vestido, recuerda que debes combinarlos con el resto de los complementos: un vestido cargado de apliques y bordados debe ir de la mano de accesorios más discretos y minimalistas. Mientras que los modelos más sobrios o monocolor, requieren de detalles que le den vida al look. La idea es mantener el equilibrio.
4. Prestar atención al color y la silueta: conocer tu estilo de cuerpo permitirá que puedas resaltar tus mejores atributos. De la misma forma, tener en cuenta tanto el color de tu piel como el de tu cabello puede ayudar a que elijas aquellas tonalidades de vestidos que más te favorezcan. Parar las morenas, los estilistas suelen recomendar los colores intensos, como el rojo, el verde y el azul oscuro, el granate y el violeta. En cambio para las rubias de tez pálida, los tonos más convenientes son el rojo cereza, el azul cielo, los morados y los rosados. Por último, quienes tienen tez clara y melena rojiza, pueden optar por los distintos tonos de verde y los colores pasteles.
También es importante recordar que por más que veas una fotografía en la que alguien luce espléndida con un tipo de vestido, ese mismo modelo puede no adaptarse a tus necesidades. Por eso, es fundamental armarse de paciencia y probar hasta hallar el modelo que te haga sentir cómoda y deslumbrante.